Alfonso Losa

Es el más genuino representante actual de la escuela madrileña de danza flamenca y el necesario puente entre sus maestros y las nuevas generaciones: en plena madurez artística Alfonso Losa ha logrado articular su propio lenguaje con el que es capaz de transmitir los conceptos más auténticamente identitarios del baile tradicional a través de los nuevos códigos de la danza de nuestros días, de los cuales él es uno de sus artífices. Alfonso Losa ha conseguido armonizar la austeridad, la verticalidad y la elegancia de la escuela madrileña con una rítmica vertiginosa y un prodigioso dominio corporal. Es el más clásico de los contemporáneos y el más contemporáneo de los clásicos. Premios como “El Desplante” (Festival de La Unión), el “Premio Güito por Soleá” del Concurso Nacional de Córdoba 2007, o el Mejor Bailarín del Certamen de Danza Española y Flamenco de Madrid (por partida doble) avalan una trayectoria de progreso que ha sido observada y valorada por artistas como Morente,  Tomatito, Gerardo Núñez, Enrique de Melchor, Niño Josele, Rubén Dantas o Montse Cortés, que han reclamado su compañía en los escenarios. Maestro de grandes maestros (que acuden a sus clases desde todas partes del mundo), Alfonso Losa busca permanentemente las verdades inmutables que encierra el arte jondo y no negocia con las modas. Crea nuevos esquemas sin romper moldes. Construye sin deconstruir. Trabaja con la autenticidad. Baila como es.

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- ESPACIO CREATIVO -

Un baile a veces dulce, a veces seco y austero, otras veces curvo y otras cubista, que se encuentran en las formas clásicas, feroces y elegantes y también modernas de los bailaores y bailaoras que nos anteceden, las de los maestros del baile flamenco. Infinidad de conceptos explorados desde la ilusión, con el impulso salvaje de un salto y de un redoble infinito de pies y la rotundidad del metatarso que percute las tablas para confirmar los acentos… y que abrazamos con la calidez y redondeces del braceo tradicional y que podemos proyectar con la energía y sequedad de la línea recta y los ángulos del braceo más vanguardista. Porque el FLAMENCO es introspección, sentimientos, oscuridad de ojos cerrados, destellos del pasado y luz presente, es la clausura del silencio, la concentración, es el esfuerzo, la pena, la alegría, la rabia, el placer de compartir, el corazón, el alma… es lenguaje, es idioma, es raíz, es contemporáneo, es ESPACIO CREATIVO.

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